Es una técnica que permite recoger la actividad de la cóclea en respuesta a un estímulo sonoro.
Es una técnica electrofisiológica estrictamente monoaural. Es poco utilizada en la práctica por su carácter invasivo. La ECOG puede ayudar a determinar la lateralidad y a interpretar fenómenos intracocleares como la hidropesía laberíntica.
Para su realización necesitamos un electrodo de canal, que se coloca en la luz del conducto auditivo externo, o bien un electrodo transtimpánico situado en el promontorio. La utilización de este último electrodo tiene la ventaja de que se obtienen unos potenciales de más amplitud debido a que nos situamos más próximos al punto donde se originan, la cóclea, pero en contra existe el hecho de su difícil estandarización de los resultados, al no poder determinar si su colocación se realiza siempre en el mismo lugar, mientras que con electrodos de canal ese problema queda resuelto.
Su origen se encuentra en las células ciliadas externas. Fue descubierto por Weber y Bray en 1930. Este potencial reproduce eléctricamente, en forma de fluctuaciones de voltaje, las características físicas de la frecuencia del sonido que lo originan. Su registro permite una aproximación al estudio frecuencial coclear.
Está generado por las descargas sincrónicas de las fibras del VIII par. Para su obtención se utilizan estímulos alternos, con el fin de eliminar el potencial microfónico, que podría contaminar su registro.
Este potencial es el mismo que la primera onda I detectada al hacer el registro de los PEATC, pero registrado desde regiones más próximas a su origen con lo que se obtienen amplitudes mejores que facilitan su análisis.
Con este potencial se puede determinar el umbral de audición con gran exactitud, con unas desviaciones de 10 dB.
La amplitud del potencial de acción es directamente proporcional a la intensidad del estímulo utilizado y por contra su latencia es inversamente proporcional a la intensidad del estímulo. A partir de estos parámetros, intensidad, latencia y amplitud, podemos configurar una gráfica relacionándolas. A esta estructura se le denomina electrococleograma. Así obtendremos dos curvas: una que relaciona intensidad y amplitud, y la otra la intensidad con la latencia.
Clasificamos los potenciales de acción en: